martes, 24 de noviembre de 2009

¿ ES VERDAD LO QUE DICE LA PELICULA 2012? SOBRE EL FIN DEL MUNDO







Fotograma de la película 2012 describiendo el fin del mundo. Crédito Columbia Pictures
La promoción está empezando a invadir el paisaje cultural como el kudzu fabricado por bio-ingeniería: el fin del mundo está apenas a tres años de distancia.
A finales de diciembre de 2012, gracias a una inusual alineación celeste — o tal vez al fin del calendario maya — nuestro planeta será destruido y dejado en ruinas. Míralo por el lado bueno: puedes olvidarte de los impuestos de ese año.
Los productores de Hollywood — nunca dispuestos a perder un filón — esperan hacer algo de caja con el inminente fin de la Tierra. Una película que saldrá pronto, con el ingenioso título de “2012″, nos permitirá ver cómo de visualmente impactante puede ser el juicio final.
El alboroto ha llevado a alguna gente a alterarse bastante. Los científicos han entrado en esta pegajosa tela de pseudociencia y exageración, y le dicen a todo el mundo que se calmen. El final no está cerca muchacho. Después de todo, el apocalipsis se predice rutinariamente, pero nunca aparece.
Esto no es simplemente una referencia a las sombrías predicciones de unas Puertas del Cielo abarrotadas, u otras funestas advertencias del final del milenio – predicciones que fueron ampliamente imprecisas. No, tienes que tener en cuenta todo el marco global: Ha habido vida en este planeta durante casi 4000 millones de años, y nada — ni asteroides, estallidos de rayos gamma, desplazamientos de polos magnéticos, o alguna supernova ocasional — nada ha logrado acabar con ella. La vida es más dura que un sandwich de cuero.
La idea de que el calendario Maya podría decirte cuándo va a terminar el mundo es una completa estupidez. Vamos, si los Mayas eran tan buenos adivinando el futuro, se podría pensar que su imperio aún estaría por aquí. En lo que respecta a alineaciones cósmicas — bueno, tienen lugar a cada momento, y nadie parece esperar lo peor. Además, ¿qué diferencia podrían suponer? Calculemos: incluso cuando Júpiter está en su máxima aproximación respecto a la Tierra, la fuerza que ejerce sobre nuestro mundo es 20 mil veces más débil que la que ejerce el Sol cada día (y la influencia de otros planetas es mucho menor que la de Júpiter).
Por lo que, salvo por esas almas ignorantes que insisten en confudir las películas con la realidad, todo esto no es más que una tempestad en una taza, ¿no? ¿No es eso lo que los escritores de ciencia dirán una vez que la película llegue a las salas?
Por supuesto que sí. Pero también hay otra cosa: el apocalipsis realmente tendrá lugar para los humanos, al menos si unos cuantos cientos de millones de especies extintas son un precedente. Se estima que el 99,9 por ciento de todas las criaturas que alguna vez poblaron este planeta son pasado.
En otras palabras, y a pesar del hecho de que pensamos alegremente que somos la cima de la creación, no somos la creación final de la madre Naturaleza, o al menos no más que un Chevrolet del 56 es lo último en coches. Nuestra especie llegará a su fin, y presumiblemente, será reemplazada por un nuevo modelo.
Pero aún no. No en 2012. Y la razón es lo que yo llamo el factor “¿por qué ahora?”, que es realmente sólo una versión temporal del Principio Copernicano. Dicho en términos simples, hoy no es probable que sea un día especial.
Aquí tienes un ejemplo. Mucha gente está convencida de que los alienígenas han venido a la Tierra para abducir humanos. Pero, ¿por qué ahora? ¿Por qué, después de 10 000 generaciones de historia humana, los alienígenas están centrando su indeseada atención sobre la gente de hoy? Es como ganar la lotería, aunque el premio no es tan apetecible como un montón de dinero.
El físico de Princeton J. Richard Gott explotó esta idea hace una década para evaluar todo desde las escalas de tiempo cósmicas a la duración de obras de Broadway. Un cálculo simplificado de Gott sobre la ocupación del Homo Sapiens sería algo así: Adoptando la filosofía “¿por qué ahora?”, podemos decir con el 98 por ciento de certidumbre que la humanidad no está ni en el 1 por ciento de su existencia, ni en el último 99 por ciento. Haciendo los cálculos, esto implica que nuestra especie tiene entre dos mil años y 20 millones aún por delante.
Esos números no incluyen nuestro fin en 2012.
Pero, por supuesto, se podría defender que el principio “¿por qué ahora?” no se sostiene debido a que estamos haciendo que hoy sea especial destrozando el mundo. Casi cualquier chico de primaria puede recitar una serie de escenarios que transformarían a la humanidad en carne para futuros museos: cambio climático, guerra nuclear, pandemias, o simplemente agotamiento de los recursos esenciales.
Por muy malos que puedan ser estos problemas contemporáneos, es difícil defender que estas amenazas puedan aniquilar a la biología de la faz de la Tierra.
Y, en cualquier caso, el tipo de escenarios apocalípticos examinados en películas tales como “2012″ no son por destrucción propia. Son lúgubres calamidades provocadas por factores externos (por ejemplo, perniciosas alineaciones galácticas). Para tales fenómenos externos, que traen malas noticias para los humanos, se aplica el principio de “¿por que ahora?”.
Pensar de otra forma en simplemente asumir que el cosmos gira en torno a nosotros. Y esa idea se descartó hace 500 años.

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